Las palabras tienen tanta fuerza como poder, ambos inimaginables, pueden golpearte tan fuerte como un gran boxeador y destruirte tan rápido como cualquier hombre apoderado. Nuestras palabras pueden causar efectos negativos y positivos en los demás, y es que no es solo lo que decimos sino cómo lo decimos. Las palabras destructivas duelen más cuando vienen de personas cercanas, de personas que nos importan, de personas que queremos (Familia, amigos,pareja e incluso conocidos),...